Una de las épocas de mayor aventura
por así decir fue cuando en 1982/83 se había creado un organismo que se llamó
Comisión del Interior y me tocó integrarlo, éramos 5 compañeros de la UJC y nos
competía organizar lo que era el FA por el interior, juntos el FA y la UJC. Nos
asignaron diferentes departamentos yo tenía: Maldonado, Rocha, Treinta y Tres, Lavalleja y
Cerro Largo.
Si bien yo conocía bastante bien Maldonado
porque había vivido allí, lo de los otros departamentos era diferente, emocionante, porque muchas veces iba apenas con un contacto y a la vez con objetivos ambiciosos que afortunadamente se iban
cumpliendo. Visitábamos distintos lugares, establecíamos contacto con
jóvenes, en una comida, un campamento,
actividades musicales y paulatinamente se iba organizando.Los cinco integrantes de la Dirección del Interior nos reuníamos
una vez por mes en Montevideo para analizar el desarrollo de nuestros planes.
Recuerdo que en esa época vivía
viajando. Una anécdota: el día que liberaron a los presos políticos en marzo
de 1985 estábamos en un campamento en un estancia en Cerro largo bajo lluvia ,
y había unos 50 jóvenes allí,
cocinábamos en una olla enorme, cortábamos leña de guayabo y hacíamos distintas
actividades, juegos, todo con mucho entusiasmo y gran fervor, en ese momento nos
sentíamos protagonistas de esa apertura democrática.
Después recuerdo que en Treinta y Tres contribuimos a organizar a los trabajadores de las arroceras y formar su
sindicato. En Rocha teníamos compañeros que trabajan en ASTRA,una industria
pesquera muy importante creada bajo la Ley de Pesca que impulsó la dictadura favoreciendo a sus amigotes como eran en este caso los Aznares que jamás le pagaron un peso del dinero recibido para crear ASTRA al Banco República. Nuestros compañeros trataban de organizar el sindicato allí, uno de ellos dejo su carrera en la Universidad y se fue
a trabajar en la pesca a La Paloma.
Ibamos allí a realizar actividades de militancia. Una vuelta hicimos un
campamento y venían los compañeros de ASTRA con corvinas negras enormes al hombro para preparar la
comida.
También hicimos un campamento en la
Barra del Chuy, con jóvenes, fueron actividades más que interesantes y no
conocidas, ellos mismos hacían todo por el interior; como a partir de 5
personas logramos organizar una cantidad de cosas que en el interior habían
quedado sin funcionar, viejos militantes que habían quedado descolgados como los llamábamos
nosotros.
También a veces se generaban
rispideces porque ellos eran los antiguos militantes y nosotros éramos mejores
y veníamos con los lineamentos, nosotros teníamos una cierta disciplina
formados en una época distinta y ellos no tenían.
Todas estas experiencias no se
recogieron después, al menos nunca supe de ello, y quedó todo en el olvido, y
fue realmente una experiencia muy enriquecedora, un buen aporte y demostrado
que cuando hay un objetivo claro de lo que hay que hacer, organización y voluntad,
se logra. Fue un aprendizaje.
Se crearon los comités de jóvenes del
FA, algunos vinculados a las artesanías en el Este, habíamos creado unos
comités y les ponía nombres cómicos, recuerdo uno que le pusieron “La croqueta
Biónica” porque la idea es que fuera algo divertido y hacían muchas
actividades.
Todos esos núcleos fueron la base de
lo que fue el FA y las organizaciones sociales del interior, me dio mucha
alegría ver compañeros que eran jovencitos llegaron a ocupar cargos de importancia
en el FA, como es el caso de Maldonado, o Cerro Largo, Rocha o 33, los vemos
como asesores en comunicaciones, etc.
Agradezco haber tenido la oportunidad
que la vida me dio de vivir todas estas experiencias, que viven en mi memoria y
ahora decidí compartirlas a través de estos relatos, que salgan de la
invisibilidad y que otros tengan la oportunidad de conocer lo que fuimos
capaces de hacer los jóvenes de aquella época tan dura, oscura, llena de
inseguridades… aún así pudimos luchar y resistir pacíficamente y más que nada contribuir para restablecer la
democracia en Uruguay.
César Barretto Luchini
César Barretto Luchini